Ni piratas ni princesas, o como educar en la igualdad

Hablamos con Núria Solsona i Pairó (Sabadell, 1953) profesora e investigadora experta en coeducación y autora del libro “Ni princeses ni pirates. Per educar nenes i nens en llibertat” (Eumo Editorial, 2016). Nos ofrece unas pautas para educar niños y niñas más libres y más felices con todas las puertas abiertas dejando atrás los estereotipos sexistas.

En el parvulario mi hija prefería jugar con los chicos al balón. La primera vez que la invitaron a un cumpleaños, recibí una llamada de la madre del niño que cumplia años. Quería asegurarse de que me parecía bien que fuera la única niña en la fiesta. Cómo no me había de parecer bien si eran sus amigos!
Ya … Los estereotipos sexistas hacen que parezca que todos nos hayamosde adaptar a un modelo y seguir un patrón. Pensamos que los chicos les gusta el fútbol y las niñas las muñecas. De hecho, tenemos la idea de que la mayoría de chicos son activos y movidos y las niñas dulces y tranquilas.

Pero no es así.
Al nacer, la niña o el niño no tienen ninguna identidad personal concreta. Mediante la interacción con el entorno adquieren paulatinamente la propia identidad personal. Por eso es tan importante trabajar la educación en la igualdad desde el primer momento.

¿Cómo?
Empezando por las habitaciones. Para las niñas habitualmente elegimos colores pastel y rosas. En las habitaciones de los niños predomina el color azul o colores vivos. Y sólo estamos hablando de la pintura de las paredes. Si hablamos de juguetes para chicos, pensamos en bicicletas, pelotas y coches. Y para las niñas en muñecas y cocinitas. Son los patrones sociales que se consideran “adecuados”. Y sin darnos cuenta les estamos adjudicando unos roles y transmitiendo qué esperamos de ellos.

¿Sería más adecuado optar por habitaciones neutras?
Más bien habitaciones diversas con variedad de colores donde se pueda jugar con todo tipo de juegos y juguetes, no sólo con muñecas o coches. Hay que buscar juegos que abren las perspectivas de las criaturas fomentando la motricidad, la imaginación, la creación, el pensamiento lógico y el trabajo de las emociones. Básicamente no debemos limitar sus potencialidades para que así puedan llegar a ser lo que quieran y ser felices.

Colección ‘Space Oddity´de Piñata Pum – Foto: Piñata Pum

Juguetes de coeducació: juegos de construcción como el  Kapla o el Cuboro. Juegos de experimentación como los que ofrece Eurekakids. Juegos que fomenten la creatividad o la imaginación como Story Cubes.

Cuentos no sexistas: Ernesto (+3) de Serres, Col·lecció Pequeña y Grande (+5) de Alba Editorial, L’Artur i la Clementina (+6) de Kalandraka, Tots uns homes (+7) de Serres, El meu germà el geni (+9) de Edebé.

Marcas de ropa unisex, para poder huir del azul y el rosa: Lötiekids, Piñata PUM i Bla Clothing

Muchas veces los niños y niñas se identifican con los personajes de los cuentos que leen.
Los cuentos tradicionales no ayudan. Caperucita, Blancanieves… cuentos que hablan del amor romántico, del ideal de la princesa que espera a su príncipe azul. No nos damos cuenta de que con este tipo de literatura estamos potenciando un modelo donde asignamos la belleza a la figura femenina y la inteligencia o la capacidad de resolución a la figura masculina. Además, en estos cuentos las figuras femeninas no estimulan a las niñas a ser protagonistas de su propia vida.

Ahora empiezan a haber editoriales que apuestan por poner en primer plano a diseñadoras, pintores, aventureras, científicas…
Últimamente se está impulsando la literatura que incorpora la presencia de figuras femeninas con relevancia social o histórica. También empezamos a encontrar cuentos que ofrecen un equilibrio en los roles masculinos y femeninos y otros que revierten los estereotipos tradicionales de niños agresivos y violentos y niñas sumisas. En muchas bibliotecas o librerías ya tienen un listado de cuentos no sexistas que pueden guiar a las familias en su elección.

Pero aparte de juguetes y cuentos, también influye mucho la forma en la que nosotros tratamos a nuestros hijos e hijas, ¿verdad?
Transmitimos estereotipos a veces sin ser conscientes. Aún tenemos la tendencia de decir a los chicos “No llores como una niña” o “¡Estás hecho todo un hombre!”. Y a las niñas “Qué princesa más dulce”. Parece que las niñas las educamos en la empatía, mientras que los chicos les llegan mensajes destinados a reforzar la independencia y a ser más duros. Sin darnos cuenta estimulamos capacidades diferentes en niños y niñas y contribuimos al desequilibrio.

Me hace pensar en las tareas en casa y la distribución entre los hijos.
Exacto. Las tareas se deben repartir en igualdad de condiciones entre los hijos e hijas. Los chicos también tienen que aprender a hacerse una tortilla. En los países nórdicos hay una asignatura de educación en la autonomía que incluye bloques de aprendizaje relacionados con la limpieza, el cuidado de la ropa o la cocina tanto para chicas como chicos. Así partimos de una posición entre iguales. Es importante trabajar la igualdad para corregir discriminaciones y carencias.

Hablando de la educación. Aunque hay pocas chicas que estudian carreras técnicas o tecnológicas.
Aún hoy es un mundo bastante masculino. La mayoría de los profesores y profesoras hablan de los “científicos”, “los investigadores”, en masculino. Y el asunto del lenguaje, aunque sea un tema menos incidente, en el día a día de las aulas es muy importante. Construimos la realidad con el lenguaje. La educación en la igualdad en todos los ámbitos puede ayudar a abrir horizontes. La elección después de estudios también será más diversa si se aplica a todas las escalas.

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