Libros para niñas (y niños) a quienes no les gusta leer

A veces, no es el libro que como padres y madres (o maestros) elegiríamos, que lleva a leer a nuestros hijos.

Desde pequeña mi hija ha tenido las ideas muy claras. Si algo no le gusta, difícilmente le puedes hacer cambiar de opinión. Y leer nunca ha sido santo de su devoción.

Como padres se nos hace extraño, porque en casa siempre hemos sido buenos lectores (también nuestro hijo mayor devora libros a un ritmo frenético). Creemos que la lectura abre la mente, deja volar la imaginación, desarrolla el espíritu crítico, amplía el vocabulario y sienta las bases para una buena escritura. Por ello, no hemos desistido nunca en el intento de acercar la lectura a nuestra hija. Como bien nos dijo una vez Oriol Canosa, autor de libros infantiles y librero, “un niño que no lee es porque aún no ha encontrado su libro”. Y aquí está el quid de la cuestión.

El Follet Oriol, un pequeño héroe travieso para niñas y niños de 4 años

Con cuatro años fue el Follet Oriol (Barcanova), aquel pequeño héroe muy travieso capaz de vencer dragones, hacer que las abejas vuelvan a hacer miel o salvar el espíritu del otoño que animó a mi hija a leer sus primeras frases en letra de palo.

Pero pronto el Follet Oriol pasó a la historia y nos costó encontrar un sustituto adecuado.

Junie B. Jones, una chica de aventuras locas para niñas de 6 a 9 años

Después de remover estanterías y más estanterías de librerías en busca de alguna historia que no fueran cuentos de princesas ni detectives al estilo de los Stilton, por fin topamos con Junie B. Jones. ¡El tió de aquella Navidad cuando Queralt aún tenía siete años fue todo un éxito! Y, lo mejor de todo, es que había toda una colección de Junie B. Jones (Editorial Brúixola/Bruño), aquella niña un poco traviesa y súper divertida con ideas de “bombero” que vive aventuras disparatadas llenas de humor como la del autobus apestoso.

La verdad es que fue la época que mi hija leyó más libros, seguramente porque las historias de Junie B. le resultaban muy familiares (gran parte de las situaciones pasan en el colegio) y porque la autora Barbara Park , ha sabido ponerse en la piel de los niños, utilizando un lenguaje muy claro y, sobre todo, actuando y expresándose como suelen hacerlo ellos (lo que a veces sorpende como adulto).

Con diez años y la preadolescencia tocando a la puerta, la cosa se había complicado bastante. Los libros para jóvenes de esta edad no llamaban nada la atención de mi hija. Sólo los mundos mágicos de libros como Omnia (Montena, 2016) i La Botiga de mascotes extraordinàries  (Editorial Barcanova, 2015), la cautivaron por un rato, pero todavía no se había enganchado a la lectura de forma definitiva.

Novelas gráficas para jóvenes de 11 años

Llegó el día de San Jorge. Removiendo entre libros en una parada del Poblenou en Barcelona Queralt, ya con once años, descubrió su primera novela gráfica. No estamos hablando de cómics, aunque este género también utiliza viñetas para contar una historia. En este caso la trama es más compleja con personajes bien trabajados y un lenguaje exquisito.

Extracto de Sonríe – foto: Maeva Young

Novelas como Sonríe (Maeva, 2016) y Hermanas (Maeva, 2017) de Raina Telegemeir, Supersorda(Maeva, 2017) de Cece Bell o Seconds de Bryan Lee O’Malley  (DeBolsillo, 2014), con ilustraciones frescas y textos muy ágiles atraparon enseguida su atención. Y así, este género literario despertó finalmente el gusano de la lectura de nuestra hija adolescente (y de su mano también  la de unos cuantos compañeros y compañeras de clase). Y es que parte del éxito de estos libros, radica en que son historias muy cercanas a la realidad de sus lectores.

Raina Telgemeier plasma en las páginas de sus dos libros autobiográficos (Sonríe y Hermanas  situaciones a las que se enfrenta todo adolescente en algún momento: decepciones con las amistades, sentirse el patito feo del grupo, la incomprensión por parte de su familia o la comparación con hermanos que parecen tener más carisma que ellos mismos. Todo escrito con simpatía y humor, huyendo de escenas edulcoradas o emocionalmente exageradas.

También Cece Bell, con su libro Supersorda, hace que los jóvenes se sientan identificados. Mediante esta novela gráfica, también autobiográfica, recuerda cómo se sintió cuando perdió parte de la audición y debe ponerse unos audífonos horribles. ¡Que difícil es encajar y encontrar un amigo de verdad, alguien que te aprecie por quien eres cuando te ven diferente! A través de su experiencia, la autora demuestra que es posible cambiar la situación y encontrar un lugar en el mundo.

El libro Seconds, de Bryan Lee O’Malley, también habla de los sueños y anhelos de los jóvenes. Katie, una joven chef de un restaurante de éxito tiene una vida perfecta, hasta que un día todo se tuerce: su novio la deja, una de sus camareras sufre un grave accidente y se queda sin dinero para cumplir su sueño de abrir un nuevo restaurante. Por suerte siempre hay una segunda oportunidad, pero para ello debe madurar y enfrentarse a sí misma. Inspirado en el cómic japonés, esta novela gráfica con unas ilustraciones espectaculares es divertida y emocionante.

Y así es como mi hija Queralt, una niña que creía que no le gustaba leer, se enganchó a la lectura. A veces, no es el libro que como padres y madres (o maestros) elegiríamos, que lleva a leer a nuestros hijos. Con ello deberíamos tener pocos prejuicios. Lo esencial es que encuentren su libro y el género para empezar a hacer volar la imaginación, ¿no creen?

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