Quiero ser más que madre las 24 horas del día

Cumplidos los 27 años mi reloj interno hizo sonar las alarmas, y – si he de ser fiel a las palabras de mi pareja-, fui muy insistente. Y sí, lo hicimos todo al revés. En vez de invertir en un piso como hacían las parejas en ese momento y asegurar un techo, nosotros invertimos en un proyecto de vida. El piso ya llegaría después (en plena burbuja del ladrillo, por cierto).

En los 18 meses siguientes nacieron nuestros dos hijos (y no fueron ni gemelos, ni mellizos!). ¡Una locura! El primer año fue brutal. Cuando Queralt (la pequeña), ya comenzó a caminar y pudo seguir a su hermano mayor, la cosa se relajó un poco.

Sólo un poco, porque -aunque suena mal- “quería ser más que madre las 24 horas del día”. Sí, elegí ser madre y es vocacional, pero también quería ser mujer, una profesional y una activista de todo aquello por lo que vale la pena luchar.

– Barbara Vastenavond, madre, pareja y fundadora de YouMeKids

Y así es como empieza una etapa (que todavía dura) de dormir poco y vivir a toque de alarmas. La primera vez que sonó el beep anunciando que era el momento de recoger a mi hija de baloncesto, una de las madres que tenía a mi lado me preguntó con un tono de reproche “porqué necesitaba alarmas para acordarme de mis hijos!”. La verdad, no había entendido nada!

No me olvido de mis hijos. Mi vida es tan intensa que debo aprovechar cada minuto para llegar a todo (como muchas madres). Tengo un trabajo a tiempo completo en la universidad, además de un proyecto personal y familiar que quiero hacer crecer, soy taxista de mis hijos, quiero ser buena pareja y dedicarle tiempo. Además tengo una casa por recoger, está la asociación de padres y madres que me reclama de vez en cuando y (por si faltaba poco) una perrita que me espera para pasear. No me olvido de mis hijos, señoras! Mis alarmas son mi salvación. Anuncian en cada momento que es hora de cambiar de sombrero: de profesional a madre, de madre a taxista, de taxista a mujer, de mujer a niñera de perro, de niñera de perro a delegada de la asociación de padres.

¡Y, no me arrepiento de nada! He crecido como persona siendo madre. He descubierto que tengo una paciencia infinita y que quiero luchar para que mis hijos sean buenas personas. Cada día me despierto esperando poder aprender algo nuevo y transmitirlo a estas dos criaturas. Es mi legado: las experiencias vividas. ¡Por eso no me puedo dormir!

Seguramente se preguntan a qué viene toda esta declaración. Es mi contribución a la campaña #yoNOrenucio y #SomosEquipo del Club de Malas Madres. Este club de madres que concilian como pueden, durmiendo menos, comiendo menos y viviendo menos. Porque la maternidad no es todo color rosa, es una lucha constante, haciendo equilibrios y sobre todo chocando con las barreras de una sociedad que áun entiende a la mujer como principal proveedora de los servicios domésticos y familiares .

El estudio “Somos equipo” pretende desmontar 4 mitos en torno a la corresponsabilidad. – Infografía: Club Malas Madres

Según el estudio “Somos Equipo”, elaborado por el Club de Malas Madres a partir de una encuesta realizada a 24.000 personas (de las cuales un 11% eran hombres), un 58,1% de las mujeres renuncian o ralentizan su carrera profesional en ser madres, frente al 6,2% de sus parejas. Son ellas las que toman excedencias, hacen reducción de jornada o dejan de trabajar totalmente.

Es cierto que las políticas empresariales y familiares que existen actualmente favorecen este hecho. Pero también es cierto, que nosotras mismas nos ponemos barreras.

Según el mismo estudio, incluso cuando las mujeres aún no son madres, un 51,3% ya creen que son ellas las que tienen que tomar decisiones relacionadas con la renuncia. Además, el 45,2% de las mujeres conviviendo en pareja y aportando la misma cantidad de dinero al hogar que sus parejas declara ser la principal responsable de las tareas domésticas y familiares. Sólo en el 9% de los casos son sus parejas las principales responsables de estas tareas.

Está en nuestras manos trabajar con nuestra pareja por una corresponsabilidad donde haya un reparto equilibrado de las responsabilidades domésticas y familiares. Sólo así podremos romper con los roles de hombre-mujer, y ayudar a crecer a nuestros hijos e hijas en una sociedad más justa.

Pongamos nuestro grano de arena. Hagámonos este regalo por el día de la madre.