Por favor, no perdamos el norte defendiendo la ideología

Anoche comenzaron las preguntas. Mi hija no entendía como la policía podía hacer daño a la gente. “Mama”, me dijo, “los deberían despedir. No se puede pegar a la gente”. Y tiene razón. La violencia es intolerable. Independientemente de nuestra ideología, hay unos valores y derechos fundamentales: el respeto y el derecho a expresarnos libremente. Esto no debería suponer, en democracia, ninguna represalia o represión.

Escribo con manos temblorosas, porque el fracaso del diálogo de los adultos, ahora expone a nuestros hijos e hijas. Me duele tener que explicarle a mi hijo, -que ha llegado hoy de la escuela trastornado por una conversación con compañeros- que cada uno puede tener una opinión sobre la independencia o no de Cataluña y la legalidad o no del referéndum, pero que por encima de todo somos personas. Padres, madres, algo estamos haciendo mal. No podemos aceptar que niños de doce años comenten en el patio que la policía estaba en su derecho de pegar a la gente porque se votaba algo ilegal. No olvidemos que las leyes están para aplicarlas, pero también para crecer con ellas.

Hace no mucho tiempo también era ilegal ser homosexual, según la ley. También lo era que las mujeres votaran o que la gente de color fuera a escuelas de blancos. Pero lo que un día fue ilegal, ahora ya forma parte de muchas constituciones, porque personas que creyeron en el valor de la igualdad, el derecho de la libre expresión y el respeto lograron que los derechos fundamentales prevalecieran por encima de todo. Gracias a ellos somos más personas.

Por favor, no perdamos el norte defendiendo nuestra ideología. No hay bandos que valgan cuando estamos educando a personitas. Centrémonos en los valores del respeto y la tolerancia. Sólo así podemos garantizar la convivencia y un mundo mejor.