Gente de mundo: la Irlanda de las almas libres de Marta Fabregat

Marta y Nick, con sus hijos Isca y Lua – Foto: Green Spiral

A veces las entrevistas tienen un giro inesperado. Con Marta Fabregat empezamos hablando de Irlanda, el país donde vive desde hace catorce años, pero su opción de vida tan personal acabó tomando el protagonismo de la conversación, dejando el motivo inicial de la llamada en un segundo plano.

Marta Fabregat nació hace 42 años en Castellón, aunque siempre ha estado más vinculada a la Masia de Olocau del Rey (Maestrazgo) de donde es su familia. Hasta el año 2002, cuando decidió instalarse definitivamente en el oeste de Irlanda, era una alma nómada que viajaba por América Latina como cooperante internacional. Junto con Nick, su pareja irlandesa, pasaron del activismo de calle a una manera de vivir diferente donde el “sistema” no los atrapara. Esta es la historia de una pareja con dos niños de 12 y 9 años que ha optado por una educación en casa y un estilo de vida vinculado a la tierra y sus orígenes.

¿Porqué optasteis por quedaros en Irlanda y no montar vuestro proyecto de vida en España?
Siempre he tenido mucha conexión con el oeste de Irlanda. Cuando hice cooperación y desarrollo en Dublín me gustó la calidez humana de la gente. Además, el poder ancestral de la gente todavía se conserva mucho en esta parte del país.

¿Qué quieres decir?
Las tradiciones antiguas todavía se mantienen. Sobre todo en la música. En cualquier bar puedes encontrarte gente que se junta con un banjo, un violín y una flauta para tocar música tradicional. Y si estás allá, no puedes hacer más que participar. No me canso de verlo y sentirlo. ¡La música hace mucho!

Irlanda – Fuente: Grolier

Irlanda
Capital: Dublín
Lenguas oficiales: irlandés (gaélico) e inglés
Clima: clima suave, aunque variable, durante todo el año, con pocos extremos fuera de la media. Hay diferencias apreciables en la temperatura entre las áreas costeras e interiores. Las áreas interiores son más cálidas en verano y más frías en invierno.
Economía: en años recientes se ha transformado de una economía agrícola a una dependiente del comercio, la industria y la inversión.

Pero no te quedaste en Dublín. Elegiste una zona más rural. 
Sí. Yo soy de campo. Tengo un límite de tolerancia de tiempo para vivir en la ciudad. Por eso con Nick decidimos ir a County Clare, una zona más rural. En aquella época el aeropuerto de Shannon era utilizado por los Estados Unidos como punto desde donde enviaban soldados a Irak y había un movimiento político en contra de la guerra. Nos adherimos.

¿Cómo se vive en la Irlanda rural?
Nuestra vida era muy sencilla. Compramos una ruina y un acre de tierra. Era en 2004 en pleno boom inmobiliario y nuestros ahorros no daban para más. Así que con una estufa de leña íbamos tirando, mientras construíamos la casa poco a poco. Isca nació alli.

An Tionol Cottage, la casa tradicional irlandesa con más de 200 años de antigüedad que Nick y Marta han convertido en su hogar.

Y junto con tu hijo, nació un proyecto de vida.
Sí. Quisimos criar nuestros hijos de una forma muy personal y esto sólo podía pasar por una educación en casa. No nos consideramos hippies, simplemente no queríamos estar atrapados por el sistema.

En España la escolarización en casa no está regulada y de momento es una opción fuera de la ley. ¿Cómo funciona en Irlanda? 
El sistema irlandés contempla el home schooling. A pesar de que hay una normativa que gestiona todo el proceso, hay mucha libertad. No es necesario seguir un programa curricular como tal.

¿Cómo es vuestro día a día?
No tenemos un plan estipulado. Tres mañanas a la semana nos reunimos con las otras dos familias que viven cerca con quienes compartimos el mismo proyecto de vida. Hacemos actividades en grupo como el aula del bosque, trabajo de resolución de conflictos, meditación… Pero básicamente se tiene que confiar en los niños.

¿En qué sentido?
Venimos de un sistema muy académico, pero los niños aprenden solos. Realmente no necesitamos a otra persona para aprender. Somos seres con sed de saber. Mi hijo mayor aprendió a leer y escribir con un libro de pesca. Era lo que le interesaba en aquel momento y no paró hasta entenderlo. Como padres tenemos que perder el miedo y dejarles el espacio para descubrir e investigar.

Ya. ¿Pero que pasa si tus hijos en algún momento quieren ir a la universidad?
Esto también está regulado en Irlanda. Si quieren hacer la secundaria, pueden entrar directamente a la escuela o pueden ir directamente al examen del tipo selectividad cuando son más mayores. Es un examen díficil, pero está demostrado que los niños educados en casa necesitan unos seis meses para estudiar el temario y estar preparados para afrontar la prueba.

¿Tus hijos ya tienen claro que quieren ser de mayores?
Todavía son pequeños, pero Lua, que ahora tiene nueve años, querría ser veterinaria. Es muy buena con los animales. Pero también las lenguas se le dan bien. Habla el inglés, el castellano y el gaélico fluido. Isca, en cambio, tiene 12 años y quiere ser profesor de supervivencia. Le encanta enseñar a los niños de las familias que vienen a casa como hacer un refugio, como hacer fuego, encontrar comida en el bosque…

Descubriendo el bosque construyendo cabañas – foto: Green Spiral

Cierto. Abrís vuestra casa a jóvenes y familias que quieran compartir vuestra experiencia.
Sí. Green Spiral es un proyecto con el cual compartimos a escala colectiva e individual como vivir en tribu sin perderse en ella y sin perderte tú mismo. Se trata de compartir nuestro proyecto de vida con otras familias que durante una semana (máximo dos) siguen nuestro día a día haciendo meditación, yoga o soul painting.

¿Soul painting?
Es una forma de arte creativa dónde mediante la pintura encuentras el lugar donde está tu verdad.

La naturaleza también está muy presente durante estas estancias, ¿no?
Sobre todo durante los meses de julio y agosto, cuando organizamos encuentros de grupos más grandes, hay talleres para trabajar la madera, talleres de agricultura orgánica, para aprender a hacer pan, momentos donde disfrutar del bosque… un aprendizaje experiencial a través de la artesanía rural, la vida natural, la conciencia corporal, mental y espiritual.

¿Habéis pensado en ofrecer este tipo de talleres en casa nuestra?
¡De hecho ya lo estamos haciendo! Colaboramos con proyectos similares a los nuestros. El pasado mes de marzo estuvimos en Les Esplanes (Nulles, Alt Camp). Nos complementamos e inspiraramos mutuamente. Fue una experiencia muy enriquecedora. De momento queremos hacer este tipo de encuentros dos veces al año, por Navidad y Semana Santa.

¿Y la idea es que vengan familias irlandesas a España?
No. Green Spiral además de compartir una filosofía de vida, tiene el inglés como vínculo. Ofrecemos una inmersión lingüística a las familias a la vez que descubren otra manera de hacer… una manera de vivir sin el miedo de perder algo. Un nuevo idioma abre la posibilidad de crecimiento y transformación personal. Lo que intentamos es que la gente se encuentre a ella misma y haga lo que realmente quiere hacer. Pero todo esto sin soltar un discurso, sino desde la convivencia y la libertad.

Soul painting – foto: Green Spiral