Cómo explicar un atentado terrorista a niños

“De verdad han muerto niños en un concierto?” Esta tarde cuando nuestros hijos vuelvan de la escuela seguramente llegarán con muchas preguntas.

Quizás habrá otros niños que no dicen nada, pero que han oído hablar de ello y tienen dudas. Y es que el atentado en finalizar el concierto de al artista pop Ariana Grande en el Manchester Arena, este lunes por la noche, acerca de forma muy directa el terrorismo a la realidad de los niños y jóvenes. Una situación de este tipo genera mucho desconcierto, dudas y sobre todo miedo.

Hasta hace relativamente poco, se consideraba que los niños y niñas menores de 8 ó 10 años, y especialmente aquellos en edad preescolar, quedaban al margen de posibles efectos negativos de estas informaciones, “protegidos” por su relativa inmadurez cognitiva, pero estudios han demostrado lo contrario.

– Ingeborg Porcar, directora del Centro de Crisis de Barcelona de la UAB

Por eso Ingeborg Porcar, directora del Centro de Crisis de Barcelona de la UAB, aconseja a las familias ser muy proactivas. “Es importante que los niños tengan respuestas a sus preguntas, porque sino las buscarán en otro lugar. Evidentemente tenemos que adaptar la información a la edad de cada niño, pero sobre todo debemos evitar la mala información, porque ésta les puede angustiar mucho”.

Para ella, la mejor manera de tratar el tema es averiguar primero qué saben los niños. “Has hablado en la escuela de algo que ha pasado en Inglaterra?”, “¿Has visto en la televisión o en la red algo que te ha llamado la atención?” o “¿Qué crees que ha pasado?” son preguntas que nos pueden ayudar a evaluar qué información tiene el niño y como la ha interpretado. “Sólo así podremos tranquilizar y corregir o complementar su visión”, explica Ingeborg Porcar.

Una vez sabemos qué información tienen, podemos aclarar conceptos. La directora del Centro de Crisis de Barcelona de la UAB propone cinco pautas para hablar sobre los atentados terroristas con niños.

¿Cómo lo explico?

Responde a todas las inquietudes con palabras y conceptos claros. Es importante sólo responder a lo que ha preguntado o comentado nuestro hijo, sin ir más allá, ya que con ello podríamos estar generando nuevas dudas o miedos. Pero nunca debemos dejar preguntas sin contestar.

No ocultar la realidad, porque si hay dudas los niños encontrarán la información en otro lugar. Y las respuestas que construye sin ayuda de un adulto siempre son más amenazantes y generan más incertidumbre.

A partir de los 12 años tal vez las preguntas son más complejas y no tenéis todas las respuestas. Es una buena idea elegir un medio de comunicación fiable e intentar encontrar las respuestas juntos con los jóvenes. Es una oportunidad de reflexionar sobre el tratamiento de la información en los medios.

Transmitid tranquilidad en la medida de lo posible, para que los niños recuperen la sensación de seguridad. Hay que remarcar que los atentados por suerte en nuestro país no son muy frecuentes (aunque en otros países ocurren más a menudo), porque en los países occidentales hay muchas medidas de seguridad. Policías y cuerpos de seguridad vigilan para que no pase. Y si desgraciadamente hay un atentado, trabajan con los médicos y bomberos para salvar al máximo de personas.

Sed sinceros. Evitad hacer falsas promesas a vuestros hijos en el sentido de que esto nunca les pasará a ellos, porque por mucho que lo intentemos, no lo podemos garantizar. Y si preguntan si aquí también podría haber un atentado, debemos responder que podría pasar, pero que aquí hay muchas medidas de seguridad (ver punto 3).

No hablamos de buenos, ni malos. Un tipo de acto terrorista como éste no tiene ninguna justificación. Es importante remarcar a los niños que nosotros como adultos tampoco lo entendemos, porque nunca una persona debería matar a otra sea el motivo que sea. Siempre hay una alternativa mejor a las armas para solucionar los problemas.

Según Ingeborg Porcar, directora de la Unidad de Trauma, Crisis y Conflictos de Barcelona, nos estamos acostumbrando al lenguaje bélico que está en boca de políticos y muchos medios de comunicación hoy en día. Frases como “No nos doblarán”, “No nos rendiremos”, pueden transmitir a los niños que no está justificado tener miedo. “Pero es normal tener miedo”, argumenta Ingeborg Porcar. Y es que el miedo es una emoción que actúa como alarma y nos permite reconocer o anticipar situaciones que ponen en peligro nuestra propia integridad. No es necesario educar en el miedo, pero tampoco renegar de ello.

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